En el Valle del Limarí, la noche se abre como un telón de terciopelo. Las constelaciones guían la mano del maestro pisquero: uva Pedro Jiménez, destilación precisa y reposo medido. En cada sorbo, un destello.
“Destilado bajo el manto de estrellas más puro del mundo, cristalino como la noche del Limarí”